Desde la Clínica Physial nos preguntamos… ¿alguna vez te has propuesto hacer algo, pero al final has pensado que era mejor hacerlo otro día o en otro momento? Pues justo eso es procrastinar.
Si buscamos una definición más técnica, procrastinar es el hábito de aplazar algunas tareas, sustituyéndolas por otras más agradables o irrelevantes. Y sí, es importante entender el matíz que le aporta el hecho de ser un hábito. No se trata de una actitud aislada, o de un hecho puntual, las personas que procrastinan, tienden a hacerlo con mucha frecuencia y con muchas tareas.
Procastinar es el hábito de aplazar algunas tareas, sustituyéndolas por otras más agradables o irrelevantes.
Es normal, e incluso sano, aplazar puntualmente alguna tarea, pero cuando convertimos eso en nuestro estilo de vida, aparecen los problemas.
Los procrastinadores prefieren y dan prioridad a la satisfacción inmediata, frente al beneficio a largo plazo. Valoramos mucho más la recompensa en el presente, que la misma recompensa, e incluso una recompensa superior en el futuro. “Ya empiezo a correr la semana que viene, que hoy estoy cansado y prefiero ver el capítulo de la serie que me gusta”.
Pero, a pesar de eso, es decir, a pesar de buscar la satisfacción inmediata y disfrutar con ella, a la larga ese bienestar se difumina, dado que es efímero. El “prefiero quedarme viendo el capítulo de mi serie”, se convierte en “debería haber ido a correr…”, el “voy a responder primero unos emails” se convierte en “al final no me ha dado tiempo a terminar el informe que tenía que entregar hoy mismo”… Las excusas van apareciendo una detrás de otra y al final ni empezamos ni terminamos nada. Desatendemos compromisos personales, no respetamos las fechas de entrega, impedimos que nuestra vida mejore en diversos ámbitos…
Cuando tenemos varias tareas relevantes pendientes de concluir, comenzamos a experimentar ansiedad y emociones negativas que restan bienestar a nuestro día a día. Tenemos una sensación de caos, o de no poder con todo, de frustración… debido a la acumulación de tareas pendientes. Cuanto más postergamos una tarea, más nos cuesta retomarla… más grande hacemos la montaña de un solo grano de arena… por lo que a su vez, tendemos a procrastinar más, dado que percibimos esa tarea como más desagradable y la sustituimos por otra que nos resulte más placentera o, al menos, menos tediosa. La procrastinación nos aleja de nuestros objetivos y nos resta eficacia, por lo que en líneas generales, a la larga favorece que aparezcan sentimientos de ansiedad, culpabilidad e incluso baja autoestima.
Por todo esto, es muy importante dejar de procrastinar, pero dejar de procrastinar ya!! AHORA.
Puede que con estos consejos te resulte más sencillo:
1.- No te engañes, mañana quiere decir nunca. Cuando dices “mañana lo haré” realmente, lo más probable es que mañana pase a otro mañana… y así sucesivamente.
2.- Haz añicos la tarea. A veces, procrastinamos porque somos muy pretenciosos. Queremos terminar una tarea importante y larga en una mañana, pero en el fondo sabemos que es imposible, por lo que no lo intentamos. Divide la tarea lo máximo que puedas, en subtareas más pequeñas y muy bien definidas. Ordénalas y empieza a hacerlas, una por una. Todas a la vez, es imposible.
3.- Haz limpieza de objetivos. Haz una revisión de los objetivos que te has marcado y selecciona los que de verdad son prioritarios para ti. Los demás, apárcalos definitivamente. No te los replatees a diario.
4.- No te des alternativas. “A las 4 me voy a sentar a hacer el informe, pero si sigo cansada, me bajo primero a tomar un café.” Si te ofreces diferentes alternativas, generalmente vas a elegir la que más te satisfaga a corto plazo. Organízate y cumple tu palabra, ¡sin excusas!
5.- Utiliza una agenda para organizarte, déjalo escrito. Mi consejo es que vuelvas a lo tradicional. A la agenda en papel. Al final, todo lo que tenemos en el móvil, tiende a favorecer que procrastinemos… porque en el móvil tenemos mil distracciones. “Voy a apuntar esto en la agenda” y cuando te das cuenta estás revisando las novedades de Instagram… por eso, a los procrastinadores, siempre les recomiendo la agenda en papel, donde las distracciones se reducen a 0. Cuando cojo la agenda para organizarme, prácticamente lo único que puedo hacer es eso, por lo que al tener menos alternativas, termino haciéndolo.
6.- Utiliza la agenda, pero de una forma realista. Muchas veces procrastinamos porque metemos demasiadas cosas en poco tiempo, y claro, no podemos con todo. Por eso es importante organizarse lo mejor posible. Calcula más o menos cuanto tiempo puede llevarte una tarea, y no pongas en la agenda actividades que no vas a poder desarrollar en ese momento. Busca otro hueco en tu agenda para esa otra actividad que se te ha quedado colgada y hazla.
7.- Póntelo fácil. Si sabes que hay elementos que tienden a distraerte, no los tengas cerca. Por ejemplo si vas a estudiar, guarda el móvil en un cajón (en silencio claro!) o si vas a redactar un informe en el ordenador, no tengas abiertas todas las redes sociales… cuantos más elementos tengas para distraerte, más te vas a distraer y menos eficaz vas a ser.
8.- Pide ayuda. Si una de las tareas que sueles postergar te resulta muy compleja, pide ayuda u orientación. Tal vez con el consejo de alguien con experiencia, te resulte más sencillo iniciarla.
9.- Visualízate cumpliendo lo que dices. A veces no confiamos en nosotros mismos, decimos que tal dia vamos a hacer algo, sabiendo de sobra que no lo vamos a hacer. Comprométete contigo mismo, oblígate a cumplir lo que dices y visualízate haciéndolo y lo bien que te sentirás después. Solemos recrearnos mucho en lo tediosa que va a ser la tarea, o en lo difícil o larga que es… pero en escasas ocasiones pensamos sobre lo bien que nos vamos a sentir cuando la terminemos o el alivio que vamos a experimentar cuando hayamos conseguido cerrar ese asunto.
10.- ACTÚA: si eres procrastinador y estás leyendo esto, probablemente te estarás sintiendo mal o culpable por aplazar tanto… mi consejo, es que en lugar de centrarte en “es verdad, yo hago todo esto desde siempre y no puedo cambiarlo”, piensa que, con el esfuerzo necesario, podrás ir mejorando esta tendencia. No la vas a mejorar con frases como “yo soy así”, o “es que yo trabajo mejor bajo presión”… el cambio empieza ahora. Decide una tarea que quieres dejar de aplazar y sigue estos consejos. Empieza por una, no quieras cambiarlo todo a la vez.
Celia Ramos Durán
Psicóloga de Physial
Colegiada AN-07261